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El Especialista .Desde marzo de 2004.

El último día de Aznar en la Moncloa y la historia

El último día de Aznar en la Moncloa y la historia Aznar ha significado muchas cosas malas en mi concepción de entender la política y la sociedad. Yo no creo en ajusticiamientos morales ni políticos a excepción de los que puedan recibir algunos pájaros de cuidado y Aznar, pese a todo, no creo que se merezca un ajusticiamiento. Pese a que está casi en las antípodas de mi forma de entender el trato con la sociedad y mi concepción de la política, por no hablar de lo ideológico, no creo que se merezca sufrir el desprecio abiertamente (pese a que él ha despachado a otros con esa actitud con frecuencia). Ha hecho cosas muy, muy duras pero no se merece el desprecio sobre todo porque creo que hay mucha gente en este mundo mil veces más despreciable que él. Esto no está escrito con la idea de "poner la otra mejilla". No, no es eso. Es que simplemente creo que todo lo que este hombre ha hecho mal la mejor manera de anularlo es no imitando sus formas.

Hoy, a lo tonto, es el último día en el que Aznar ejerce como Presidente del Gobierno. A veces pasa que cuando las cosas se consiguen, cuando llegan, nos pasan más desapercibidas de lo que pensariamos en el pasado, cuando las buscábamos. La historia es la que a la larga se encarga de poner estos días en su sitio, de dotarles del significado que el presente no les da.

El periodismo, entre otras muchas cosas, puede ser visto como una herramienta de construcción histórica pues desde el se construye, se recopila, la historia día a día. Hoy El País, dedica su editorial a despedir a Aznar. El texto no cuenta nada nuevo pero me parece un texto histórico, como esos textos que a mi me tocaba analizar en la carrera en los exámenes de Historia de España; textos que en su día su importancia quizá pasó desapercibida a las gentes en el momento en que se daban (a las primeras noticias del alzamiento de Franco, por ejemplo, no se les dio mucha importancia).

Si me parece este histórico este texto es porque en cierta forma quizá el PP no haya sido desbancado del poder tanto por el PSOE ni por ningún otro partido como por el Grupo Prisa; el auténtico demonio de los tipos que cruzan las puertas de la sede de la calle Génova. Este texto es un poco como el mensaje que lanza el vencedor al vencido, como esa foto de los generales japoneses firmando ante su gran enemigo, el general Mac Arthur, las bases de la rendición redactadas por Estados Unidos en un buque de guerra americano en el puerto de Tokio en el 45.

El odio de esta gente a los medios de Prisa es enorme pues a su vez saben que el poder de esta gente es inmenso y lo utilizarán contra ellos tan duramente como puedan. Es la vieja historia de siempre, al final las gentes de derechas no temen tanto a los que están más lejos ideológicamente de ellos como a otros que, pese a estar más cercanos, tienen más posibilidades de quitarles poder. Un amigo de la CNT me decía que su familia, que son conservadores, verían peor que él estuviese en el PSOE que en la CNT. Pues eso, Polanco, es un hombre inmesamente rico, pero... su grupo es mortífero para ellos.

Bueno, aquí está. Atentos a la última frase del editorial, es bastante rotunda: "La pregunta que deberá hacerse Aznar, a la hora de la reflexión, es por qué ha terminado siendo tan detestado por tantos españoles".

Adiós, Aznar

EL PAÍS Opinión - 14-04-2004

José María Aznar, que se define como hombre de palabra, la ha cumplido al menos en una cosa no baladí: dejar la presidencia del Gobierno al cabo de los ocho años que se había impuesto como máximo. Pero Aznar, que ayer presidió su último Consejo de Ministros, no ha podido cumplir otro objetivo que daba por seguro: traspasar los poderes a un sucesor designado por él y refrendado por las urnas. El que pronto será el cuarto ex presidente de la democracia tiene mucho que reflexionar sobre las causas de la derrota del PP el 14-M. Y, dado el estilo personalista y autoritario con que ha gobernado su partido y la nación, muchas de esas causas tienen que ver directamente con él.

La buena marcha de la economía -con crecimiento y creación de empleo sostenidos, la entrada en el euro que ha llevado a una reducción sin precedentes de los tipos de interés y la estabilidad presupuestaria- ha sido una de las grandes bazas del aznarismo. Aunque en este terreno también ha arrastrado lastres peligrosos, como la generalización de los contratos precarios, la brutal subida del precio de la vivienda, la escasez de inversión en investigación y desarrollo, la minusvaloración de los sectores productivos en aras de una economía demasiado basada en el ladrillo y una lamentable política de infraestructuras. Pero Aznar, y sobre todo su ministro Rodrigo Rato, dejan la impresión de haber gestionado bien la economía española.

El PP obtuvo el 14-M 9,6 millones de votos, lo que corrobora que el mayor éxito de Aznar ha sido unificar toda la derecha española bajo un mismo partido, que abarca desde del centro hasta la extrema derecha, aunque no dudó en utilizar las peores artes políticas, especialmente tras su derrota en 1993, para llegar a La Moncloa. La fidelidad berroqueña al PP de esos millones de españoles le convierte en una fuerza con la que el futuro Gobierno socialista va a tener que dialogar y negociar. Parte de esa fidelidad es atribuible al uso por parte de Aznar de factores políticos y culturales situados muy a la derecha, como la manipulación descarada de RTVE, la identificación con los intereses de la Iglesia católica y especialmente de sus sectores más integristas, o la monopolización de la bandera, la unidad de España y la propia Constitución.

En esta segunda y última legislatura, en particular en el bienio 2002-2004, Aznar abandonó la cultura de la negociación y el pacto políticos a que le obligó la anterior falta de mayoría absoluta, ninguneó al Parlamento, satanizó a la izquierda y a los nacionalistas, revivió el discurso de las dos Españas y avivó hasta niveles muy conflictivos las tensiones territoriales. Aznar deja en estos frentes las cosas peor de como las encontró.

También se anotó un rotundo éxito en la lucha contra el terrorismo etarra. La ilegalización del entorno político de ETA, el fin de la kale borroka y el acoso policial y judicial a la banda terrorista han dado resultados muy positivos. Pero es de lamentar que el aznarismo también terminara instrumentalizando el Pacto Antiterrorista en beneficio político y electoral propio. Y finalmente el éxito contra ETA se ha visto contrarrestado por la apertura de un segundo frente terrorista, el planteado por el yihadismo. Por desgracia para todos, Aznar, el político que quería extirpar el terrorismo, se marcha tras el atentado más cruel y mortífero de la historia española.

En la gestión de este atentado, junto con una campaña mal planteada y una oposición que iba creciendo, se decantaron los resultados electorales del 14-M. Todo lo que había quedado soterrado surgió de nuevo: las mentiras u ocultaciones sobre la huelga general, el Prestige, el accidente del Yak-42 en Turquía y, sobre todo, el incondicional alineamiento con Bush para montar la guerra contra Irak, rompiendo el consenso tradicional en política exterior y prestándose a ser instrumento para dividir a Europa. Una guerra es un asunto muy serio y Aznar afrontó la de Irak no sólo con irresponsabilidad, sino también con escaso sentido de la realidad, que le llevó a dividir a los europeos y a prestarse al juego de las Azores, pensando que sacaba a España del "rincón de la historia". O también a casar a su hija, como si de princesa se tratara, en un delirio ceremonial en El Escorial o a comparar su retirada con la del emperador Carlos a Yuste.

Pese a todo, en el mitin de resarcimiento o desagravio de Vistalegre, ante los intentos de rehuir las propias responsabilidades y endosar a terceros las culpas por el fracaso electoral, tuvo la sensatez de proclamar que "la regla de la democracia es que quien gana, gobierna, y ha sido el PSOE quien ha ganado, y no hay más que discutir". La pregunta que deberá hacerse Aznar, a la hora de la reflexión, es por qué ha terminado siendo tan detestado por tantos españoles.

3 comentarios

Ramón -

El valor histórico de este editorial está en su simbolismo y en que en él se resume, desde la perspectiva ideológica de El País, la gestión de Aznar como Presidente.

Yo digo que el editorial es histórico pero yo no lo firmaría (simplemente me parece importante). El País, es un periódico que en el tema de política económica es claramente liberal como lo es el PSOE. Los socialistas pueden en todo caso apostar por una política económica liberal algo más equitativa y menos neoliberal que el PP. Supongo que al menos se cortarán con el tema de permitir seudosdespidos libres, aunque ya veremos.

Felipe González dijo una vez que cuando comenzó a gestionar el país no podía hacer una política económica más social porque en ese caso lo único que podía era repartir pobreza. Creo que entonces ese argumento todavía podía ser remotamente válido pero hoy no lo es. Aquí tiene el PSOE su reto hoy. Efectivamente, la economía Paco es la clave.

je suis Antidali -

Adios Aznar, Fur Immer!

je suis Antidali -

La verdad es que no dispongo en este momento de demasiado tiempo. Si, tal vez ese editorial sea de los que marquen època, y si tu lo dices por algo será. Bien, una de las cosas que más me choca sea la afirmación de que "Aznar, y sobre todo su ministro Rodrigo Rato, dejan la impresión de haber gestionado bien la economía española".
No se mucho de estabilidad presupuestaria ni de tipos de interes, lo que si sé es que cada vez tengo menos dinero, y aunque tenga el mismo, cada vez me sirve de menos. Y de aspirar, -entretanto me preparo unas oposiciones a funcionario del ministerio de educación- a un empleo, no me quedará más alternativa que aceptar trabajar en situación precaria.
La madre que los parió.
Si, ahora solo me queda esperar a ver tu figurilla, de cuerpo entero o busto, en el escaparate de una tienda de articulos religiosos junto a la del caudillo de España, Juan Pablo II o quien se tercie.