Ciudad Real se acaba siempre
El Pilar está lleno de gentes con miembros amputados, algunos locos, trotamundos que observan la escultura de Don Quijote, dentistas adinerados en el bar España, y balonazos. Ahora han llenado la Calle Aguilera y la Plaza Mayor de escayolas a tamaño real de Don Quijote, ojalá no las quitarán nunca. No es que sean bonitas, más bien son feas y locas, pero a mi me gustaría que pusiesen muchas más.
Paris no se acaba nunca. En cambio toda la historia de Ciudad Real es un anhelo imposible por agrandarse de tan pronto que se acaba.
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